29 dic 2022

Insomnio

La gravedad de sus palabras finales
me ahogaron en la indecencia mental.
Era un enajenado antes de conocerla,
pero fue ese punto final (y la posterior culpa)
la confirmación, la resolución oficial.

El lienzo echado a perder tras ¿cinco, siete? 
¿cuántos fueron? Trazos de inspiración, de color, 
de dolor que amalgamaron resentimiento,
arrepentimiento: cuadro infértil, quieto, azul.

He vuelto a esa instantánea fotográfica,
a ese puñal oxidado, contaminante,
porque el eco de esos (sus) versos definitivos
volvieron para quedarse y atormentarme.

Eye

¡Esto! que nunca fue mío,
que le perteneció a todos 
(por señalamiento, por inquina),
está perdiendo su luz ¿tuvo alguna?
y yo me pierdo con ella.

Las imágenes distorsionadas que, asumo,
son recuerdos, quedan en un limbo-panorama,
y dentro me hallo: deambulándolo.

Aunque tema confesar por anticipado
que una parte de mí se apaga,
otra despierta: el vacío físico ahora conjuga...
¡con el emocional! 

2 may 2022

Y un día dejé de verte...

Para Catalina

Y un día dejé de verte ¡Vita mía!
y no volví a verte más...

Y un día viniste a mí porque el anochecer
reclamó a uno de los tuyos;
y entonces te abracé, te consolé 
y te arropé con palabras fútiles
que poco menguaron tu tristeza.

Y un día la vida se tiñó de incertidumbre
y nuestras viejas rutinas desaparecieron
en una nebulosa que parecía interminable
y que sobrevoló tu existencia, la mía,
la de todos, la de nadie.

Y un día todo se volvió llevadero
y las vidas que habían quedado suspendidas en el limbo
se encontraron encalladas en una nueva normalidad
que se afianzaba más y más.

Y entonces tú, tu longevidad y tu entorno
se vieron fortalecidas, y parecía que un halo de inmortalidad
te había sido concedido ¡dichosa tú!
pero la vida gesta la trama sin consultar.

Y un día dejé de verte, cuando vino a mí
la triste noticia de tu final, de la distancia que ahora has alcanzado
y que ya no puedo tocar;
del suspiro que diste antes de ser leve
y que no pude presenciar.

Y un día dejé de verte ¡Vita mía!
y no volví a verte más.

18 ene 2022

¡Cuántos!

¿Cuántos amaneceres
 en absoluta soledad
  hacen falta
   para gozar
    atardeceres melosos
     a tu lado,
      donde los miedos permuten
       con vanidad
        convirtiéndonos en seres
         ecuánimes y solos?


Demencia

No me acostumbres a tu voz,
a tu atención, a tu indecencia
si luego te ausentarás
y me dejarás con las venas abiertas;

dejando brotar la sangría azulada de impaciencia.
¿Cuándo volverás a hablarme otra vez sin ambivalencias?

No me acostumbres a tu voz, a tu atención,
a tu indecencia,

porque luego tu ausencia
se volverá atroz,
sumiéndome en demencia.

Lullaby

Canción de cuna,
sonoridad angelical,
arrullo de luna,
canto boreal;

traje de pana,
alma de luz,
siéntate en esta cama
y guarda esa cruz.