27 feb 2019

Jaque mate

Ted deambula el habitáculo hurgando los enseres de la mente:
el souvenir carnal del último asesinato, el vil espectáculo brindado,
el cruel devenir de un siniestro sendero, de lucidez ausente;
Ted deambula el espacio confinado esperando el final ¡anonadado!

Ted se desdibuja entre los barrotes, entre el gentío y la fecha de caducidad,
sus manos perfilan el óxido mientras clama al viento influir... ¡una señal!
Ted pierde la calma, la cordura (?) puede sentir como florece la animosidad:
¡la sociedad culpable de grito y encargo! Ted sabe que la luz no llega a su ventanal.

Ted oye a la comitiva con lento andar, que cual horda justiciera escolta
al verdugo vestido de noche -guadaña en mano- ensalivando la comisura.
Ted observa que el reloj en su muñeca ya no marca la hora, ¡ya no hay vuelta!
frustrado [y acorralado] Ted golpea sus sienes con virulencia, odiando con bravura.

Ted recibe al séquito mortuorio en el umbral de su celda. Éstos notan la bravata
del reo condenado que finge compostura, recuperar la imagen de cínico superado...
decepcionados, murmuran que el monstruo, viéndose a salto de mata,
padece los síntomas mundanos, previsibles del hampa sentimental: el amor le fue negado.

Ted sopesa el murmullo ajeno con hiel en los labios y la vida en pliegues,
contabiliza los pasos [uno, dos; uno, dos] sincopando el ocaso de sus latidos:
¡finalmente ha llegado a destino! Ted mira al verdugo blandiendo la guadaña a sus pies,
cortando el aire denso que le rodea, aproximándose con sigilo, adentrándose en sus miedos.

Ted ensaya un discurso para el auditorio: demanda clemencia a cambio de información.
Las autoridades inmutables miran la exhibición con desdén; oyen indiferentes la perorata intrascendente
del asesino consumado, aferrado a la pena capital, al mandato soberano de difícil evasión.
Ted retuerce su cuerpo aprisionado a la madera, vituperando a los testigos, ruin y beligerante...

Ted apacigua la ira y frustración cuando escucha que el verdugo obtiene la venia oficial.
Nervioso, aferra sus manos a los respaldos: contrae los glúteos, respira apresurado ¡el asesino late!
sumido al monólogo interior, inquiere (por única vez) sus recuerdos descubriéndose siempre en un arrabal:
dos mil voltios arremeten -sin aviso- el cuerpo rígido de Ted exhalando la bocanada final... ¡Jaque mate!










18 feb 2019

... en espiral

Se ha dibujado una lágrima en su rostro
mientras descubre [previa ayuda y confesión]
que el dolor que sobrevoló su amor como un espectro
está en aquellos versos escritos sin caución.

Vuelve la mirada [y el tiempo] al texto,
suprimiendo el llanto, cavilando internamente;
sus lagrimales brillan, ella ensaya un pretexto,
divagando sin fuego, intentando ¡oh, mujer! ser valiente...

Empero, el letraherido... el poeta menor
consuela el ánimo que en ella ha florecido:
suturando aquella herida, ahuyentando el resquemor
que la sumió en un dolor que finalmente se ha ido.

Ella vuelve su rostro al presente:
retomando la risa, el ambiente jovial,
ella mira a través del ventanal el poniente,
transfigurando el recuerdo en espiral.

15 feb 2019

Que caiga...

Que caiga la noche sobre mi cuerpo enamorado
de una mujer de cabellos castaños y piel de nieve;
que caiga la noche ataviada de su perfume concatenado
a esta ilusión palaciega que se cierne en pliegues.

Que caiga la furia invernal sobre mi alma oscura
cuando ella se ausenta, y mi vida pierde la brújula,
extravía el camino; que caiga del árbol esta fruta madura
que ansío morder como un despiadado ser lleno de gula.


13 feb 2019

¡Ay, qué sería de mí!

Si no fuera por la distancia [y la cobardía]
¡Ay, yo no sé qué haría!

Si no fuera por la cobardía [y la distancia]
¡Ay, yo no sé lo que diría!

Si no fuera por la ansiedad [y la melancolía]
¡Ay, yo no sé qué gesto tendría!

Si no fuera por la melancolía [y la ansiedad]
¡Ay, yo no sé lo feliz que sería!

Si no fuera por el miedo [y la vida]
¡Ay, yo no sé lo que podría!

Si no fuera por la vida [y el miedo]
¡Ay, yo no sé si aprendería!

Si no fuera por tu voz [y tu risa]
¡Ay, yo no sé si viviría!

Si no fuera por tu risa [y tu voz]
¡Ay, yo no sé si sonreiría!

Si no fuera por tu existencia [y tu ser]
¡Ay, yo no sé si aguantaría!

Si no fuera por tu ser [y tu existencia]
¡Ay, yo no sé si sentiría!

Si no fuera por ti [sirena con piel de nieve]
¡Ay, qué sería de mí!