Que caiga la noche sobre mi cuerpo enamorado
de una mujer de cabellos castaños y piel de nieve;
que caiga la noche ataviada de su perfume concatenado
a esta ilusión palaciega que se cierne en pliegues.
Que caiga la furia invernal sobre mi alma oscura
cuando ella se ausenta, y mi vida pierde la brújula,
extravía el camino; que caiga del árbol esta fruta madura
que ansío morder como un despiadado ser lleno de gula.
No hay comentarios:
Publicar un comentario